martes, mayo 30, 2006

Otoño en compañia

Inseguridad que estalla en mil pedazos

Y rebota contra mi coraza de hierro

Tus ojos que a la distancia me traspasan

Desnudando los miedos de esta niña

Me refugio en tus brazos

Y te encuentro

Sonrisas de caricias potentemente simples

El dolor de mi pasado se desangra por dentro

Levanto la cabeza tímida, distante… me zambullo

Me refugio en tus brazos

Y te encuentro

La cama se hace nuestra, nos abriga

Afuera frío y solitario, aquí otoño en compañía

Ella me circunda, me rodea, me amenaza

Le escupimos la negación en la cara y huye

Me refugio en tus brazos

Nos encuentro…

Una extraña sensación se asemeja a la felicidad


viernes, mayo 26, 2006

Noche de Miércoles en el Bar Británico


Noche estrellada

Frío azul

Bar antiguo

Copas

Amigos

Personajes

Borracheras

Sillas viejas

Mozos de antaño

Historia que se cierra

Sonámbulos

Angustias

Ojos de llanto

Lucha

Compañía

Buenos Aires

San Telmo

Brasil y Defensa

La historia

Recuerdos

Amigos compartidos

Me emborracho de nosotros

Me conjugo en los recuerdos

miércoles, mayo 24, 2006

The simple way


Hoy amaneció soleado... Y me gusta
Quizás estoy empezando a disfrutar de las pequeñas cosas
O tal vez estar bien conmigo me permite disfrutar a tu lado

La novedad...

sábado, mayo 20, 2006

Con la Frente Marchita


Sentados en corro merendábamos, besos y porros
y las horas pasaban deprisa entre el humo y la risa.
Te morías por volver con la frente marchita cantaba Gardel
y entre citas de Borges Evita bailaba con Freud,
ya llovió desde aquel chaparrón hasta hoy.

Iba cada domingo a tu puesto del rastro a comprarte
carricoches de miga de pan, soldaditos de plata.
Con aguita de un mar andaluz quise yo enamorarte
pero tú no tenías más amor que el de río de la plata.

Duró la tormenta hasta entrados los años ochenta
cuando el sol fue secando la ropa de la vieja Europa.
No hay nostalgia peor que añorar lo que nunca jamás sucedió
mándame una postal de San Telmo, adiós cuídate
y sonó entre tú y yo el silbato del tren.

Iba cada domingo a tu puesto del rastro a comprarte
monigotes de miga de pan, caballitos de lata.
Con aguita de un mar andaluz quise yo enamorarte
pero tú no tenías más amor que el de río de la plata.

Aquellas banderas de la patria de la primavera
a decirme que existe el olvido esta noche han venido
te sentaba tan bien esa boina calada al estilo del Ché
Buenos Aires es como contabas, hoy fui a pasear
y al llegar a la Plaza de Mayo y me puse a gritar ¿donde estás?

Y no volví más a tu puesto del rastro a comprarte
corazones de miga de pan, sombreritos de lata.
Y ya nadie me escribe diciendo no consigo olvidarte
ojalá que estuvieras conmigo en el río de la plata
Y no volví más a tu puesto del rastro a comprarte
carricoches de miga de pan, soldaditos de lata.

Joaquín Sabina



miércoles, mayo 17, 2006

Una idea que necesita de su ayuda



Lo irreversible. Idea omnipresente en el tiempo, de los tiempos, ese que nunca es uno solo.

Lo infinito. Esas posibilidades que pueden abrirse si tan sólo nos animamos a verlas.

La contingencia, que puede sorprender a la vuelta de la esquina.

Irreversible, infinita y contingente.

Adjetivos que describen la vida.

¿Cómo manejarlos, juntos, sin morir en el intento? ¿Cómo ponderarlos?

Durante mucho tiempo el miedo de cometer errores en la toma de decisiones, y que luego eso sea irreversible me atormentó. A eso se suma, muchas veces, el miedo de elegir uno frente al infinito y perder frente a lo que mañana puede venir, lo contingente que paraliza.

FELIZ CUMPLE EVY!!!!!!!

Desde Buenos Aires
Felicidades a nuestra amiga sabrossssaaaaa!!!!!!!!!!!!!!!!

Vamos por la FIESTA!!!!!!!!!!!!!!!!!!


viernes, mayo 12, 2006

Dos y Una (Creacion Colectiva)

Juan Siquot

Recuerdo de las almas sincronizadas en la soledad de esta ciudad

De este otoño gris mutando en palabras e imágenes desiertas.

Silencios que se convierten en palabras escupidas,

Coincidir en el no de tu mirada, de tu alma gritando impotencia.


El juego de (no) decir que lastima y se inserta en nuestras médulas

Mientras los nexos del destino confluyen en una concordancia que no es,

De un nosotros que confabula fundando mi ausencia escalofriante.


Negación de una, en ese nexo del destino que conduce a un dos que no existe,

Mientras los espejos nos revelan una imagen que no nos atrevimos a ser

Y reflectan para incendiar las hojas desteñidas por la melancolía de Buenos Aires.


Presencia que me abruma en las tinieblas, enmudece, pide misericordia y jamás huye...


Dos y una son dos que exisnte pero una de ellos está sola

Tres que signifiacn vida: el, ella y su producto


jueves, mayo 11, 2006

Dos y Una


Dos poetas, dos países, dos talentos,

Una ideología, una melancolía y una tristeza,

Dos océanos y en ambos enorme sensibilidad e inteligencia.

Orlando Orlandovich




Amantes de la noche clandestina incapaces de escapar de nuestras prisiones

Multitudes inexistentes para nuestras miradas confluyendo

Reconocernos uno-complemento en las distancias que no existen.


Rincones de la ciudad oficiando de cuarteles de nuestros sentimientos

Palabras vacías, negación de nosotros, condensación del amor

Capricho infantil huyendo por las calles desiertas de Buenos Aires cómplice.


No ser mientras te miro, lejanía de tenerte a mi lado

El verano nos regalo una noche de otoño, este otoño lo evadimos

Escabulléndote en las distancias que construiste para nosotros.


Regalarte una sonrisa rechazada mientras le peleo a la melancolía

Abrazarte sin tocarte en la noche que me gana tu recuerdo

Tinieblas de un invierno que se asoma y no estarás conmigo.

Mientras seguimos jugando a las coincidencias.


lunes, mayo 08, 2006

Un año, la medida de este otoño

Foto: Rafa

Otoño de Buenos Aires que me encuentra amaneciendo en otros brazos

Hojas amarillas que sobrevuelan la acera en la mañana fría y soleada

Tardes grises matizadas por café con leche y medialunas de bar cálido

Tristeza que gana mi rostro en el recuerdo de mi angustia.

Un año, la medida de este otoño.

Otoño de Buenos aires que me encontraba amaneciendo lejos tuyo

Hojas amarillas sobrevolando aceras en madrugadas frías, mientras huías de mi

Tardes grises acompañadas de mates dulces, ojos abatidos, que nunca me gustaron

Angustia de la que gozaba en la rutina cotidiana de vivir en la tristeza.

Un año, la medida de este otoño.

domingo, mayo 07, 2006

BUENOS AIRES VICEVERSA

Dirigida por Alejandro Agresti, con Vera Fogwill, Fernán Mirás, Nicolás Pauls, Mirtha Busnelli, Carlos Roffe, Mario Paolucci, Nazareno Casero. Argentina, 1996.

Buenos Aires viceversa permite apreciar buena parte de los rasgos, casi siempre atípicos, de la filmografía de Alejandro Agresti. La historia del film es mínima, poco más que una excusa para disparar situaciones y personajes múltiples, entre los que destaca Daniela (Vera Fogwill), una hija de detenidos-desaparecidos que no es necesariamente la protagonista, aunque ocupa más tiempo en pantalla que los demás. La trama, o más bien las subtramas, se nutren de pequeños dramas cotidianos generalmente animados por parejas. Daniela y su novio acomodado (Fernán Mirás), el conserje de telo, Damián (Nicolás Pauls) y su chica, el mecánico de televisores que compone Carlos Roffe y su pretendida/pretendiente (una adicta a la televisión encarnada por Mirtha Busnelli) tienen dos cosas en común: tratan de salir adelante con sus vidas –cosa que no les resulta fácil– y son típicamente porteños, lo que bajo la lupa de Agresti implica un amasijo de soledad y fragmentación. Bares, calles, y hasta locales como el andrajoso "TV Service" de Roffe, que se parece mucho al que había en El amor es una mujer gorda (primer largometraje de Agresti), condimentan la porteñidad con un toque de tiempos idos que profundiza la fragmentación.

Agresti ha venido a honrar estos quiebres con los recursos fílmicos correspondientes. Cámara siempre en mano, profusos zooms, desenfoques, un sonido no del todo prolijo y numerosas escenas notoriamente improvisadas (casi se puede intuir la presencia del director unos centímetros fuera de cuadro, dando instrucciones y gesticulando mientras se ruedan las tomas), formas típicas del documental, en suma, instrumentadas para aportar verismo a cada tramo de la historia, un poco en el estilo de tantas películas de Jean-Luc Godard. Claro que Agresti no es Godard, y a falta de la genial, siempre fructífera inspiración del galo, por momentos se extraña la cuota mínima de planificación que hubiera contribuido a exprimir más jugo emotivo a las imágenes.

Una pregunta de Daniela, al promediar el film, imprime a la historia un giro muy interesante. "¿Dónde mierda se puede encontrar belleza en esta puta ciudad?", se interroga la chica, obviamente imbuida de los anhelos del director. A partir de aquí la película se desacelera, moderando los ímpetus documentalistas en favor de planos más largos, que otorgan pleno sentido a cada una de las imágenes. Las situaciones crecen en densidad, el humor se torna más efectivo y hasta aparece el Bocha, un chico de la calle magníficamente interpretado por Nazareno Casero (hijo de Alfredo y tercera revelación del elenco, junto a Fogwill y el filósofo borrachín encarnado por Mario Paolucci). También huérfano, el Bocha encuentra en Daniela a un alma gemela, junto a la que sacará a pasear su soledad por las calles de Buenos Aires. El montaje alterno, a esta altura, ya dejó de ser un simple recurso rítmico para traducir ajustadamente el desamparo de cada cual: los personajes vagan cada uno por su lado, alternándose como espectros frente a la cámara de Agresti, sugestivamente acunados por viejas tonadas de Pescado Rabioso y Sui Generis. Paradójica, felizmente, es este nuevo "orden" de Buenos Aires viceversa el que hace surgir con fuerza la fragmentación de la gran ciudad.

Guillermo Ravaschino (http://www.cineismo.com/criticas/buenos_aires_viceversa.htm)


miércoles, mayo 03, 2006

Ruido (Joaquín Sabina)

Ella le pidió que la llevara al fin de mundo,
él puso a su nombre todas las olas del mar.
Se miraron un segundo
como dos desconocidos.

Todas las ciudades eran pocas a sus ojos,
ella quiso barcos y él no supo qué pescar.
Y al final números rojos
en la cueva del olvido,
y hubo tanto ruido
que al final llegó el final.


Mucho, mucho ruido,
ruido de ventanas,
nidos de manzanas
que se acaban por pudrir.
Mucho, mucho ruido,
tanto, tanto ruido,

tanto ruido y al final
por fin el fin.
Tanto ruido y al final...

Hubo un accidente, se perdieron las postales,
quiso Carnavales y encontró fatalidad.
Porque todos los finales

son el mismo repetido
y con tanto ruido
no escucharon el final.

Descubrieron que los besos no sabían a n
ada,
hubo una epidemia de tristeza en la ciudad.
Se borraron las pisadas,

se apagaron los latidos,
y con tanto ruido
no se oyó el ruido del mar.

Mucho, mucho ruido,
ruido de tijeras,
ruido de escaleras

que se acaban por bajar.
Mucho, mucho ruido,
tanto, tanto ruido.
Tanto ruido y al final...
Tanto ruido y al final...
Tanto ruido y al final
la soledad.


Ruido de tenazas,
ruido de estaciones,
ruido de amenazas,
ruido de escorpiones.
Tanto, tanto ruido.


Ruido de abogados,
ruido compartido,
ruido envenenado,
demasiado ruido.

Ruido platos rotos,

ruido años perdidos,
ruido viejas fotos,
ruido empedernido.


Ruido de cristales,
ruido de gemidos,
ruidos animales,
contagioso ruido.


Ruido mentiroso,
ruido entrometido,
ruido escandaloso,
silencioso ruido.

Ruido acomplejado,
ruido introvertido,
ruido del pasado,
descastado ruido.


Ruido de conjuros,
ruido malnacido,
ruido tan oscuro
puro y duro ruido.

Ruido qué me has hecho,
ruido yo no he sido,
ruido insatisfecho,
ruido a qué has venido.


Ruido como sables,
ruido enloquecido,
ruido intolerable,
ruido incomprendido.

Ruido de frenazos,
ruido sin sentido,
ruido de arañazos,
ruido, ruido, ruido.

lunes, mayo 01, 2006

Prisioneros

Esclavos de la noche

Prisioneros del deseo

Cautivos de lo prohibido

Enlazados a nuestras mentes

Atormentados por la codicia

Rehenes de la carne

Enlazados en los labios

Usurpados por el goce

Presas de nuestro placer