viernes, junio 30, 2006

El gris ataca

Nuevamente la sensación de no.

No poder, no pertenecer, no merecer, no no no.

Nuevamente el mundo gira y yo lo miro desde afuera, mientras el llanto no para de brotar, mientras mis miedos me dominan y mi inseguridad me encarcela.

Y aquí, una vez más, llorando…

El día es gris y no puedo evadirme de él.

Quisiera besarte y que nada más importe, pero la sensación de no servir para eso me gana por goleada.

Y lloro. Mucho.

Y no puedo, una vez más no puedo creer que vivir feliz es posible.

Mi cabeza vuela, rápido, veloz, fugitiva, hacia rincones que no sé donde están, como si encontrar un rincón fuera la salida, el escape, ese que busco en cada sueño y no lo encuentro. Mientras vuela piensa, imagina, se castiga y me hace llorar más.

El día es gris y la noche rodeada el lugar donde no quiero estar no promete cambios.

Quizás mañana salga el sol, y pueda seguir peleando. Mientras, me escapo en los senderos musicales, mezclando ritmos y colores, niñez y juventud, para juntar fuerzas y que salir ganadora de esta batalla.

Esta noche, bebamos y emborrachemos la ciudad

sábado, junio 24, 2006

Final

Sus mesas guardan vida que hoy se sepulta.

Esa esquina me encontro viviendo historias que aún hoy me duelen, compartiendo conmigo lecturas, celebrando con un café y mi yo el alquiler de mi primer departamento sólo para mí (desde donde hoy les escribo) o celebrando mis primeras noches con vos y tu gente. Hoy la ciudad estaba desierta, lluviosa, fría y triste. Mientras la pelota rodaba y los ojos se clavaban en los televisores disfrutaba de la soledad de las calles de Buenos Aires, mientras el azul profundo del cielo le disputaba terreno a las nubes grises que enmarcaron mi encuentro con Brasil y Defensa. Y entonces, las persianas bajas... Ese bar de almas solitarias que nunca duerme, ese bar con quien podías citarte a las 5 de la mañana, ese bar que salvó tantas vidas, ese bar desde cuyas mesas Sábato escribió sus mejores relatos, ese bar que condensa vida, historias, tristezas, compañias... Ese bar cerró sus puertas y, por primera vez, la esquina que nunca duerme apareció dormida, casi muerta......

No pude evitar la melancolía y la tristeza de saber que un pedazo de mi historia quedaba sepultado en sus paredes, de saber que ya no podría sentarme a escribir en sus mesas, a espiar por sus ventanas, a desayunar después de una noche porteña, a llorar amores descontrariados o a enamorarme una vez m
ás.

Y así, después de 50 años, el Bar Británico ya no está.

Y como alguien dijo "Hoy se está viviendo un velatorio, porque se está despidiendo el alma de esta esquina".


martes, junio 20, 2006

Instantes en Soledad

Y de repente la vida te sorprende compartiendo días que pasan, noches que se hacen varias, desayunos, cenas, almuerzos, y el fin de semana se hizo nuestro.

Y voy descubriendo la simpleza de estar a tu lado, de contar con vos, de que seamos dos, de dormir abrazada o extender mi mano en la noche para acariciarte, de despertar en la mañana y ver tus ojos y tu sonrisa que me envuelve.

Encontrarnos, que el no – tiempo sea nuestro límite, decidir a cada instante seguir juntos, hacerte un pequeño espacio en mi lugar, regalarte sonrisas, que la noche nos encuentre en la cama después de un día completo juntos, descubrir mis temores más profundos y encontrar contención, compañía, refugio de tus brazos.

Construyendo, sin más, sin menos.

Desear estar a tu lado, extrañarte.

El tiempo pasa y tus caricias se vuelven cotidianas. Me acostumbro a ellas, las disfruto.

Quizás, por primera vez en mucho tiempo, me animo a compartir sin cuestionamientos, sin poner trabas en el camino y sin atolondrarme o tirarme a una pileta sin agua.

Noche tras noche de dormir acompañados.

Hoy Buenos Aires, por esas cosas de la ciudad de los laberintos te condujo hasta mi cuadra. Tocaste timbre y me dejaste un beso.

No querías subir. No quería que subas.

Tácito acuerdo compartido. La seguridad de nosotros me impide problematizarnos.

No querías subir. No quería que subas.

Nuestras noches compartidas son únicas y se renuevan.

Con una sonrisa en el rostro voy descubriendo el placer de la compañía y el placer de la soledad.

Esta noche Buenos Aires es mía. No hace frío, la noche es clara y mi ventana me regala paisajes de soledades noctámbulas mientras disfruto de mi cena en soledad.

Esta noche disfruto de mi sofá-cama, de un buen unitario de TV, de mi gato durmiendo a mi lado, mientras escribo estas palabras.

Esta noche me desvelo, pero no por tus caricias. Esta noche me desvelo disfrutando de mis instantes de soledad, pero no de esa melancólica, de esta soledad elegida, de mis instantes únicos, de mi espacio construido que hoy me atrevo a compartir con vos.

Esta noche mi cama de dos plazas me espera, única, para mi sola. El placer de estos momentos elegidos me permiten elegirte cada día y disfrutarte cada día más.

Esta noche, mientras un buen tema de Caetano que tu me regalaste suena de fondo y Buenos Aires anda matando almas solitarias de la noche fría, reivindico mis instantes de soledad, mientras aprendo a extrañarte.

lunes, junio 12, 2006

Dos


Tímidamente cuento dos

Sigilosa, temerosa



Y de repente, tu simpleza

Me envuelve

Me roba una sonrisa



Tu mirada me encierra

Tus brazos me rodean

Tus caricias me pertenecen


Tímidamente cuento dos
Miedos que se desvanecen


miércoles, junio 07, 2006

la argolla | lo feo es estar fuera


Tiras, Gla's, Alefux, la Caperuza de colores , Evy Sabrosss y, quien escribe,Just Me hemos inaugurado un nuevo espacio en la comunidad bloguera... Para compartir historias de vida, para crear junt@s...

We are waiting for you!!!!!!!!!!!!

http://laargolla.blogspot.com/

lunes, junio 05, 2006

Buenos Aires 2006 By Nosferatus

sábado, junio 03, 2006

Obsesión Soledad

Obsesión soledad me envuelve nuevamente

Mientras lloro mis miedos más profundos

Y te alejo casi de manera preventiva

La lluvia intensa no logra lavar la angustia

Del pasado que deviene lágrimas

Y me escupe en la cara lo que (no) soy

La impotencia de la trampa posmoderna

Incapacidad de amar, culpa que se hace sangre

Y me recorre por dentro arañando mis entrañas

Felicidad negada, dialogo reprimido, llanto contenido

Palabras que se convierten en refugio

Y me salvan del abismo del no sé

Pelearme me lastima

Tropezarme me vulnera

Encontrarme siempre duele.